domingo, 24 de febrero de 2013

FECHA 3: INDEPENDIENTE - RACING


Cuando recién estrenaba mi adhesión al rojo, hacia fines de los años ochenta, tenía una amiga cuya familia era toda de Racing, su papá, su mamá, y sus cuatro hermanos. Muchos fines de semana me quedaba a dormir en su casa, y compartía los asados del domingo, donde hablaban de Racing, de Ortega Sánchez, de Rubén Paz, del Toti Iglesias... Nunca supieron que yo era del rojo. Supongo que hoy habrán mirado el partido…
Empezaba a las 17:00 hs y se jugaba en la cancha del rojo. Como era de esperarse, en las tribunas no entraba ni un alfiler, las hinchadas en los clásicos juegan a ver "quién la tiene más grande"…  y no es porque yo sea de Independiente, pero está a la vista quién sale ganando… En su momento cuando mi hermano me explicó esto del “clásico”, me dijo algo así como que si Independiente era el “fútbol champagne”, Racing era el “fútbol tetra”… El "jogo bonito" y el "pegarle de puntín"… me quedó claro.
Desde el arranque, el rojo estableció cómo iba a ser el trámite del partido, los locales súper concentrados y los visitantes viendo qué onda… la onda fue que a los dos minutos, Fredes robó una pelota cerca del área rival y Miranda la clavó abajo contra el palo derecho de Saja, con un remate de media distancia (me encanta escribir “remate de media distancia”), tal como lo había soñado en la semana, según contó después (los arqueros deben soñar con atajadas espectaculares). Empezábamos ganando desde el vestuario (con la camiseta, como quien dice).
Los jugadores del rojo peleaban cada pelota como si les fuera la vida, corrían, tocaban y tiraban al arco, mientras los de Racing se recriminaban entre ellos, se miraban desconcertados, y no sabían qué hacer. Así se fue el primer tiempo. El rojo los pasó por arriba.
Un sábado, como tantos en aquélla época, voy a la casa de mi amiga, y mi mamá me da una carta para que le dé a su mamá. Era imposible que esa carta llegara a destino sin que mi amiga y yo pusiéramos a calentar agua en la pava, esperásemos que saliera humito por el pico, abriésemos el sobre con el vapor y leyéramos la carta…
Cuando empieza el segundo tiempo, ellos parecen un poco más metidos en el partido, pero no alcanza para poner en aprietos al "rusito" Rodríguez (así escuché que le dicen los que hablan en la tele). Sale Miranda, que me hace acordar un poco a Di María, sale el Tecla (por fin)  y sale Fredes. Entran Godoy, Santana y el colombiano Caicedo, mi nuevo ídolo. Aunque su compatriota del mediocampo, Vargas, fue uno de los pilares de la victoria. Mancuello me encanta, Tula, Morel y Ojeda, muy bien, Ferreyra no sé, a veces juega muy bien y a veces juega como Anamá…
A ellos le expulsan a Villar, el del look setentoso que tendría que jugar con los shorts más cortitos y la camiseta ajustada, y ya no hacen pie nunca más. En uno de los tantos ataques del rojo, Caicedo remata al arco y ataja Saja, y en la siguiente la aguanta y se la da servida a Santana para que meta el segundo cuando ya terminaba el partido. Final. Dos a cero, fiesta en las tribunas y alegría entre los jugadores y el cuerpo técnico. Por el momento salimos de la zona de descenso directo...

Otro día les cuento qué decía la carta...

domingo, 17 de febrero de 2013

FECHA 2: INDEPENDIENTE - VELEZ

Ayer, sábado 16 de febrero, la calle era un horno. El pavimento desprendía un calor que ablandaba las ojotas y embotaba el cerebro. La térmica superaba los 38°. 

Después de rapiñar un poco de pileta prestada, volví a mi casa para ver el partido. Empezaba a las 20:15 hs. y se jugaba en Liniers. Como era de esperarse, los hinchas del rojo agotaron las entradas visitantes. En el fútbol parece haber un código implícito que reza que en las malas, es cuando más hay que demostrar que uno es hincha de su equipo.
Algunos enfundados en las míticas camisetas de Mita, otras con las de Taranto, algunos con las de Termidor y varios con las de Motomel… Hinchas de todas las épocas.

Empieza el partido, los de Velez dirigidos como siempre por el tigre Gareca, (que comparte nombre y peinado con Richard Clayderman), y los del rojo por el Tolo y su imperiosa necesidad de ganar. El partido era de ida y vuelta hasta que en el minuto 21, la “inoportuna vehemencia” de Julián Velázquez, deja al rojo con diez. A partir de entonces, el partido fue de ida solamente, para ellos...
Pareciera que el rojo está maldito, que arranca bien pero siempre pasa algo que lo desestabiliza, un penal errado, una expulsión temprana, un diluvio… Algo que cambia el trámite normal del partido y nos deja en desventaja.
El tolo reacomodó el esquema, la prioridad es no perder. Salió el lolo Miranda y entró Mancuello (que podría ser el frontman de una banda de brit rock, o el doble de riesgo de Matthew Macfadyen, el protagonista de “Orgullo y Prejuicio”).
Pero Mancuello no entró solo… detrás de él, se podía ver una fila de espíritus conjurados por el Tolo con cada beso que le daba a esa cruz apretada en su puño. Los invocó y se hicieron presentes. Allí estaban, defendiendo la valla roja, Villaverde, Trossero, el negro Clausen, Monzón, el luli Ríos, Arzeno, Rotchen, y hasta el paraguayo Delgado. Sumándose a cada cruce y a cada despeje de Morel, de Galeano, de Tula y del mismo Mancuello…
Lográbamos mantener el cero en nuestro arco, y eso parecía suficiente, pero en el minuto 45 apareció Tula, (Frances) y de media vuelta, cayéndose, y desde una posición imposible mandó la pelota adentro del arco de Velez. El goleador menos pensado hacía delirar a los hinchas que nunca dejaron de alentar. Fin del primer tiempo. Créase o no, y con un jugador menos, el rojo se iba en ventaja al vestuario.

El segundo tiempo fue defender ese triunfo con alma y vida, los de Velez iban una y otra vez, con Gago, con Pratto, con Cubero y también con el turu Flores…  pero esta vez, los malditos fueron ellos. No embocaron ni las que era imposible fallar. Un cruce providencial de Mancuello cuando Rescaldani solamente tenía que enderezar el pie para que entre, fue la evidencia de esa presencia invocada por el Tolo, la pauta de que los espíritus de todas las defensas rojas del pasado estaban dando una mano para evitar que el equipo se siga hundiendo entre los tres de abajo. Fue una victoria sufrida hasta el último minuto, fue el primer triunfo del rojo en nueve partidos, y fue la antesala del clásico contra Racing de la próxima fecha...

miércoles, 13 de febrero de 2013

Crónicas rojas

No voy a hablar de sangrientos asesinatos, ni de reuniones de camaradas comunistas. No. Voy a hablar del camino hacia la fecha 19 del torneo inicial, del Club Atlético Independiente,  equipo del que mi hermano Juan me convenció de ser hincha, una tarde en Acassuso, hace más de veinte años, cuando me dijo que no tenía que ser hincha de Boca solamente porque nuestro papá era hincha de Boca.
Wow, cuestionar el orden establecido? Me gusta! Sí, quiero ser de Independiente!


*Las chicas normales no ven fútbol, no hablan de fútbol y mucho menos escriben de fútbol. Pero guess what, nunca fui muy normal…

1era FECHA Independiente - Newells.

Era un domingo caluroso de febrero, mi novio estaba de viaje y yo tenía mucho trabajo atrasado que entregar el lunes a primera hora, pero a las 18:00 jugaba Independiente y decidí hacer un break para ver el partido. Fútbol para todos (y todas).
Vale aclarar que este no es cualquier campeonato, es el campeonato en el que el rojo puede irse a la B (descender de categoría) por primera vez en la historia. Es un campeonato que arranca con la sombra del promedio oscureciendo su pasado de gloria.
Cuando éramos chicos, a mis hermanas les gustaba dibujar y a mí me aburría horrores dibujar (y no tengo el menor talento para hacerlo), por eso me iba a jugar con mi hermano, y a mi hermano le gustaba el fútbol.
La cancha explotaba de hinchas del rojo, que pensaban que con su aliento y su presencia iban a lograr que entraran los tiros al arco que pifiaban uno tras otro los jugadores que había mandado el Tolo (el DT) a la cancha… 
Con mi hermano escuchábamos los partidos por la radio, los domingos eran días complicados, mis padres todavía no se habían divorciado y ese era su día predilecto para discutir fuerte.

El trámite del partido parecía favorable para el rojo en un primer momento, hasta que los de Newell´s  empezaron a emparejar la cosa. Con el correr de los minutos me doy cuenta que Heinze es muy parecido a Darín y que Tula es algo parecido a Frances McDormand.

Gol de Newells. Enmudece el estadio. Nos caemos un poco más a la B. Enseguida empata Tula (Frances), y vuelve a sacar la nariz a flote el barco del Tolo. En el segundo tiempo, entra Caicedo,  compatriota del recordado Albeiro el “palomo” Usuriaga, que fue muerto a balazos en un confuso episodio narco, tiempo después de llenarle la garganta de goles a la hinchada roja. Caicedo tira un tiro al arco que se va cerquita y al rato le hacen penal. El negro entró con el pie derecho.  Tenemos la oportunidad de ponernos en ventajaen cuanto Farías impacte el balón desde los doce pasos. Farías, al que le rogaron que se quede seis meses más (porque le hace goles –solo- a Boca). Todos contenemos  el aliento. Va el tecla. La manda a las nubes. Los hinchas se miran perplejos, como diciendo ¿a este muerto le rogaron que se quede? Como dos cachetazos llegan enseguida los goles de Newells y perdemos 3 a 1.
Mi hermano vive en Miami hace más de 10 años y ya no le importa el destino del rojo. Yo sigo acá.