Hace muchos años participé de un proyecto para hacer un
programa de tv sobre Independiente: Rojolocura se iba a llamar. Me acuerdo que
fui a una cena en Pizza Banana de la costanera y en la mesa estaban el bocha y
Bertoni… en un momento de la cena me
preguntaron si podía trabajar gratis… tenía que ir a Bernal a buscar material y
llevarlo a editar a Belgrano, entre otras tareas… ¿a que no saben qué contesté?
El del sábado era el partido del campeonato, o al menos así
lo vendieron durante la semana, el partido que vale 6 puntos, el partido donde
se define la lucha por no descender y bla bla bla.
En su última presentación, Quilmes había tenido la
deferencia de hundirnos en el primer
puesto de los tres de abajo…
Sería un partido a todo o nada, a matar o morir, épico e
inolvidable… Fue un bodrio infumable. Trabado, sin situaciones de riesgo, un
embole. La primera que tienen el negro Caicedo y Leguizamón la terminan como si
estuvieran peloteando en la plaza un domingo al sol, después de un asado.
Ferreyra lo único que hacía era correr y correr con la pelota por la banda izquierda hasta que la perdía,
Fredes igual pero por el otro costado. Miranda andaba perdido, evidentemente
sin el Rolfi es como chirolita sin chasman y Morel revoleaba la pelota como si
quemara…
Grabamos un piloto, para lo cual fui un par de veces al
entrenamiento en Villa Domínico, el jugador diferente de aquéllas prácticas era
un rubio melenudo al que le gritaban “cachavacha” y que muchos años después
sería elegido mejor jugador del mundial, supongo que saben de quién hablo. Me llamó la atención que en la práctica hubiera cuatro arcos, uno en cada costado, y se podía hacer gol en cualquiera… (ahora
que lo pienso, esa podría ser la explicación de por qué uno solo no les alcanza,
están mal acostumbrados).
Fue un empate sin goles… La ilusión que nació con ese
doblete triunfal contra Velez y Racing, parece haber sido un espejismo en el
desierto de goles y de ideas que atraviesa este rojo que no termina de
encontrarle la vuelta a su delantera (ni a su medianera, ni a su trasera).
El próximo partido es contra Boca. Casualmente el piloto lo
terminamos de grabar en un partido contra Boca en la cancha del rojo, perdimos
3 a 1, y en la previa vi algo que me
pareció de lo más violento… un grupito de hinchas del rojo, en la tribuna que
está detrás del arco, revoleó un chanchito vivo que voló por sobre el altísimo
alambrado y cayó al césped. Cuando cayó, rebotó y salió como disparado corriendo
en zigzag sin saber dónde refugiarse. Lo corrieron dos polis durante un buen
tiempo hasta que uno de ellos se arrojó sobre él y lo atrapó al mejor estilo
Contepomi en un partido de los pumas. Lo llevó colgando de las patas mientras
pensaba si le había quedado alguna bolsa de carbón del último asado. El
programa nunca salió, pero pude grabar copetes desde adentro del campo de juego
y fue bastante emocionante, ah, y Bertoni me llevó en auto hasta mi casa.